No puede ser que llevemos seis días. Igual es que no y el resto del mundo vive equivocado. O que igual es tiempo de escuchar los biorritmos y vivir más acorde con lo que nuestros cuerpos sabios necesitan. Y qué será.
Comenzamos el día en “la Cueva”. Para muchos de vosotros y de vosotras quizá la palabra evoque un sitio oscuro y húmedo, y sí pero no. El hotel Zentik Project cuenta con un pequeño lugar de aguas termales, iluminado tenuemente donde relajarse es obligado y donde no desconectar del mundo se hace un imposible. Y para equilibrar, baño en la piscina exterior que te conecta de nuevo con la vida y te da un chute de energía que mola. Si ya acabas la experiencia con un desayuno sabroso, sabes que el día no puede ir nada mal.
En otro lugar de la ciudad, el resto de la tribu también ha vivido la experiencia. Cuando te tratan con amabilidad, las cosas fluyen y aunque más modesta, también podemos decir que satisfactoria. Hasta les han regalado una bolsa de pan chino para reponer fuerzas en el camino. Y es que este pequeño hotel que en breve será más grande, lo regentan personas de origen asiático. La gente va y viene y si abres tu mente, nunca se sabe cuál será tu lugar.
Y como no podía ser de otra manera, de nuevo cenote; el cenote de Hacienda San Lorenzo de Oxman. Si el anterior tenía saltos, éste una cuerda desde la que dejarte caer. No sé qué tienen estas aguas que te atraen y hasta las que no somos acuáticas, no es imposible no estar allí dentro un ratito. Ahora imaginad a los y la que si lo son que nunca se cansan y todo les parece poco.
Nosotras mientras tanto, hemos ido un mercado pero de los de aquí, donde apenas ves turistas. Es el mercado Municipal de Valladolid. Está dividido en lo que es fruta y verdura, y en otro lugar los textiles y la carne. Y ya os podéis imaginar, mil frutas de mil colores y más. Bonito. En los textiles no encontramos demasiada variedad y ya en el tema carne muy muy diferente a lo que estamos acostumbrados y acostumbradas. La maquinaria de otro tiempo, la exposición y el olor de la carne, resultan cuanto menos llamativos para nuestra mentalidad europea donde todo es más aséptico y protocolario, donde todo está bajo control y nada se sale de la norma.
Nos movemos y de nuevo solos y solas en el cenote de Lol-Ha en la comunidad Maya de Yaxunah. Muchos de ellos están explotados por cooperativas y éste es uno de ellos. No es muy grande pero los saltos están a la altura. La vegetación no deja de sorprendernos. Es exuberante y exquisita a la vez y un pájaro nos tiene enamorados y enamoradas, es el Toh en lengua maya. Es azul clarito, con una cola bonita vuela en los cenotes y hace que la fotografía que se queda en la retina sea todavía más divina.
Comemos cochinita pibill porque no todo va a ser ver. El comer también es una experiencia obligada cuando viajamos y éste es uno de típicos de la península de Yucatán. Lo comemos con tortitas de maíz y jugamos con el picante pero siempre salimos a perder. Aquí, si quieres, pica y mucho.
Y es verdad que todos los cenotes son espectaculares y únicos por su capacidad de asombrar, pero el que viene ahora es como una miniatura preciosisima, un paisaje dibujado despacito, con mimo, poniendo cuidado en cada detalle y en cada hoja dibujada con pincel y en cada raíz que es bella sin quererlo, lo que las hace todavía más bellas. Los colores te atrapan y despiertan sensaciones como una gran obra de arte al ser admirada. Poder hacerlo en soledad es todavía para gozar más.
Hoy dormimos aquí, en el Hotel Ik Kil; el hotel rodea el cenote y lo hace en equilibrio, como no queriendo molestar. Compartimos palapa en dos habitaciones seguidas. Y son amplias y cómodas. Perfectas para el descanso antes de mañana. Chichen Itzá es ya un Wow sin empezar.
Salud y caricias en la espalda
Leer los últimos comentarios: 2
Lajaurri
02-jul-2022 14:45:18
Pero que sitios tan bonitos!! Que disfrute y que relax...
Diarioviaje
02-jul-2022 21:54:52
La verdad que sí, preciosos e impresionantes!!!!