Día 10: Ruta a Havasupai

El camino comienza cuesta abajo, de esas que ponen a prueba las piernas y piensas: ay, cuando nos toque subirla!!! Miedito. Y hemos ido super agusto. Disfrutando de este paisaje que nos recuerda tanto al de las películas que en cualquier momento parece que se nos van a aparecer los indios y los vaqueros y vamos a formar parte de un Western americano. Cómo mola!

Por el camino nos hemos cruzado con las mulas. Esas que tanto quería Vicky y que por un módico precio, te llevan a ti, a tu equipaje, y creemos que hasta a tus huesitos si por el camino la hincas. Esperamos no tener que comprobarlo, je je. Y no creáis, hasta el último momento hemos intentado pillar una, pero la cosa estaba harto dificultoso. No creáis que somos los únicos cagaos. Hasta el helicóptero está difícil de pillar.

Hemos llegado al poblado en un momento. Se nos han pasado los trece kilómetros muy rápidos. Sin pasar calor, con el cansancio justo y con el ánimo bien arriba. Pasándolo ongi, de verdad de la buena. Lo que si se nos ha hecho más largo ha sido el trayecto entre el poblado y el campgrond. En kilómetros no son más de dos pero no sabemos si porque ya teníamos muchas ganas de llegar, si porque ya hacía un poco de calor o porque el camino es todo arena, se nos han hecho eterrrrrnos.

Pero justo antes de llegar Havasu Falls nos saluda. Es una beatiful cascada. De las que te dejan con la boca abierta y ahora entendemos porque Sila se ha enamorada de ella. Love for ever.

En el campamento la peña está mega preparada. Todos los inventos habidos y por haber para una acampada como esta, aquí están. Hay empresas que te organizan esta experiencia y un guía se encarga de que todo sea mucho más fácil. Una de ellas es Wildland Trekking. La guía, que para nosotros ha sido como un hada del bosque, nos ha dado lo que les sobraba de comida y por ella hemos cenado como reyes en este paraíso. Mil gracias.

Salud y muchas sonrisas.